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Foto del escritorCrianza Compartida

Colaboración para el Desarrollo: Integrando Familias y Profesionales

Actualizado: 3 abr

Acompañar a las familias en la estimulación del desarrollo de sus hijos es un espacio compartido donde los profesionales aportan conocimientos y las familias su experiencia.


¿Qué tipo de experiencia aporta la familia? La experiencia cotidiana que les indica si lo que se propone como intervención es algo que podrán implementar en su crianza o si simplemente no será posible. Solo los padres saben esto. Todas las sugerencias y estrategias que, desde nuestro conocimiento profesional, creemos que son adecuadas, sólo la familia sabrá si pueden implementarlas y si serán exitosas.


Cada familia tiene su propio perfil, que surge de un proyecto de familia único, con una historia que se teje a partir de las vivencias de haber sido hijo y de haber crecido en el seno de una familia con ciertas creencias, principios y costumbres. Un proyecto que toma forma día a día, con cada momento de felicidad y también de tristeza o preocupación.


En la actualidad, hay muchos profesionales que trabajan sin la participación activa de las familias. Estas intervenciones clínicas y no familiares son limitantes. Me refiero a que si solo el profesional entiende y sabe cómo estimular al niño, el espacio de estimulación se restringe al momento de la sesión. En el caso de que una familia pudiera costear muchas horas de sesiones con profesionales capacitados, definitivamente el niño avanzaría. Pero me pregunto qué pasaría con ese niño cuando no está interactuando con los profesionales especializados. Por otro lado, ¿qué ocurre con las miles de familias que no pueden acceder a profesionales ya sea porque no cuentan con los recursos económicos o porque los profesionales no tienen agenda disponible? Cuando la intervención no involucra a la familia, me pregunto qué rol ocupan esos padres en la crianza de ese hijo.


Prácticas centradas en la familia que no solo incluyen a los padres en las intervenciones, sino que también apuntan activamente a fortalecer la relación entre padres e hijos y mejorar la capacidad de los padres para promover el desarrollo infantil. Son recomendadas por diferentes organizaciones educativas y médicas en diferentes partes del mundo porque promueven resultados positivos, ya que fortalecen las interacciones entre padres e hijos y apoyan y amplían las habilidades naturales de los padres para fomentar el aprendizaje en sus hijos a lo largo del día.


Sabemos que la relación entre padres/cuidador principal y el niño es un vínculo elemental para el crecimiento de un hijo sin desafíos en el desarrollo. Porque no va a serlo con un hijo que sí tiene desafíos en su desarrollo. Sin embargo, sabemos que esa relación de crianza puede presentar ciertos desafíos a la familia y necesitar del servicio y acompañamiento del profesional.


¿Cómo debe ser ese acompañamiento? ¿Y por qué el marco de trabajo con la familia tiene que ser colaborativo? Existe evidencia científica y clínica suficiente que valida la importancia de los espacios colaborativos para el desarrollo de una persona, ya sea niño, adolescente, joven o adulto. Los profesionales que trabajan de esta manera utilizan una variedad de estrategias y recursos como el modelado, la escucha atenta y respetuosa, la exploración compartida de situaciones que son un desafío para el desarrollo del niño, la selección de objetivos y el desarrollo de estrategias comunes a partir de lo que la familia haya intentado y lo que pueda sugerir el profesional. Estas estrategias de trabajo con las familias se agrupan en el colectivo bajo el nombre de coaching a padres y son requisitos necesarios para una intervención o acompañamiento colaborativo.


“Me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí”, dice la frase célebre que se le atribuye a Confucio. Sin embargo, hoy es algo que cada ser humano podría decir, con la certeza que nos trae la propia experiencia de vida. Y si esa experiencia, ese ver, comprender y hacer, se desarrolla junto a otras personas con una mirada empática, respetuosa y amable, nuestras posibilidades de aprender, crecer y desarrollarnos adquieren otra dimensión.


Por Socorro Cornejo D´Andrea

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